Actualmente según la cifras que se desprenden de fuentes importantes como red eléctrica y la propia dirección general de Tráfico, coinciden en que este tipo de vehículo está integrándose de forma consistente en la sociedad española y que lo seguirá haciendo con el paso de los años.
De este modo, más de 81.000 coches eléctricos circulan por España, los cuáles casi el 26% lo hacen dentro de Catalunya. La proyección ascendente de este tipo de movilidad es constatable habiendo un 58,5% más de ventas que el mismo mes del año anterior. Además, en el cúmulo del año actual este vehículo ha crecido más del 95% en ventas, aunque sigue representando menos del 1% (25.000 unidades) del mercado de movilidad automovilística total por lo que la evolución tiene margen de mejora.
La predicciones sobre el parque automovilístico a nivel español son de entre 1 y 2,5 millones de coches para el año 2030 y unos 220 millones que circularán por todo el planeta en total. Según el estudio, ‘Vehículo eléctrico: situación actual y perspectivas futuras‘, hecho por el Instituto de Investigación Tecnológica IIT-ICAI, de la Universidad Pontificia de Comillas, para el año 2030 el 10% del total de los automóviles que circularán serán sostenibles.
A nivel europeo en referencia a la cuota de mercado del vehículo eléctrico, España sigue estando por debajo de la media la UE con un 0,9% aún lejos de las grandes potencias como pueden ser Noruega o Alemania.
¿Puede el sistema eléctrico soportar las demandas de las cargas?
A colación de lo comentado anteriormente, una de las dudas que supone este nuevo paradigma sostenible es el de la propia fuente de energía que tiene que velar por el buen funcionamiento de todo el proceso.
Se puede afirmar que la red eléctrica española está preparada para sostener el sistema de generación y transporte que supone la transición energética y el propio parque automovilístico español. Aún así, se prevé una necesidad de invertir en red de distribución. Otra de las grandes acciones para facilitar un sistema eléctrico eficiente, es la recarga inteligente a través de la monitorización para no malgastar energía e integrar mejor las energías renovables. Por lo que es importante que exista una mejor bidireccionalidad entre un mantenimiento correcto de las infraestructuras y los vehículos.
Con esto, desde el año 2018 un nuevo agente económico surgió, el agregador de demanda y es que este debe ser el agente que ayude a la gestión del sistema eléctrico con en el objetivo de favorecer un ahorro a los usuarios.
Si se siguen los parámetros de movilidad que tenemos en la actualidad, se precisará de valores muy bajos inferiores al 1% del total de GWh de la demanda energética del país. Además, el sistema eléctrico ya ha abastecido demandas ampliamente superiores a estas estimaciones en casos pasados.
Cómo optimizar el impacto a la red de distribución a través de la geolocalización de los puntos de recarga
Más de 5.000 puntos de recarga son los que componen el mapa de infraestructuras para dar autonomía a los vehículos eléctricos a día de hoy. A nivel geográfico las instalaciones se encuentran generalmente en entornos urbanos y con menos densidad, en zonas interurbanas.
- Entornos urbanos: Se están ubicando mayoritariamente en puntos estratégicos de la ciudades como pueden ser centros comerciales, aparcamientos públicos o zonas de alta acumulación de gente. Se precisa mejorar con inversiones adicionales y nuevos transformadores.
- En vías interurbanas, los puntos de recargas a través de hubs deben ser instaladas entre ellos a una distancia inferior a la autonomía que tienen los vehículos.
- Importancia del seguimiento en el uso de la infraestructura para tener en cuenta su rentabilidad a medida de la utilización real por parte de los conductores.
De modo general, podemos concluir diciendo que España está por detrás de los principales países europeos en materia de movilidad sostenible, tanto a nivel de vehiculos como infraestructuras pero que su proyección ascendente hace que seamos optimistas en el camino de un correcta transición energética.